29 - Ayer nomás
- Feliz día del amigo -dijo Marcelo.
- Feliz día -respondieron Leo y Juan al mismo tiempo. Entre los tres chocaron sus copas, se miraron, sonrieron y bebieron un sorbo de vino tinto.
- Ayer, en internet, vi una foto que estaba increíble -comentó Marcelo.
- Pará un poquito, che -saltó Leo-. Te va a hacer mal tanto porno.
Juan se rió y yo los escuchaba mientras terminaba de poner la mesa.
- No, no era eso -le contestó Marcelo.
- Ah, ¿no era porno? -lo interrumpió Juan-. Entonces no debe haber sido tan increíble.
- Claro -dijo Marcelo en el medio de un nuevo trago de vino.
- ¿Claro qué? -preguntó Leo entre risas.
- Las dos cosas: claro que no era porno y claro que era una foto increíble -respondió Marcelo.
- Contá de una buena vez -le pidió Juan ansioso.
- OK -arrancó Marcelo-. Era una foto vieja donde estaban juntos los tres protagonistas de la semana. ¡Qué digo de la semana! De los últimos veinte días.
Juan y Leo lo miraban a la espera de un dato más. Marcelo bebía y yo, que había terminado de poner la mesa, también tenía ganas de saber, así que me acomodé, calladita, en una de las sillas del comedor hasta escuchar qué tenía de increíble la foto que mencionaba Marcelo.
- Dejá de hacerte el intrigante y contanos de qué se trata -le reclamó Juan.
Marcelo se rió y dijo:
- Está bien. Acá va: era una foto de Maradona...
¡Uh, no! ¡Basta con Maradona! -se quejó Juan. Y yo le daba la razón, después de la eliminación del Mundial el único tema parecía ser Maradona DT de la selección: que lo rajaban, que no lo rajaban, que le renovaban el contrato, que no, que se peleó con este y que con el otro... Estaba hinchada con tanto “Maradona”. Leo, en cambio, se rió:
- No me vas a decir que viste en internet una foto porno de Maradona.
“¡Y dale con el porno!”, pensé. Recordé la promesa de Diego: “Si salimos campeones del mundo, me desnudo en el obelisco”, y por fin encontré un motivo para alegrarme por la derrota contra Alemania.
- Para nada... Era una foto del casamiento de Maradona y estaban los tres abrazados: Bilardo, Grondona y Maradona.
- Me estás jodiendo -dijo Juan.
- Te lo juro. Los tres en medio de la fiesta, alegres, sonrientes...
- ¿Los tres? -preguntó Leo.
- Si, los tres. ¿Sos sordo? Bueno, en realidad eran cuatro, también estaba “la” Claudia.
- ¡Qué buena foto! -dijo Juan.
- ¡Qué les dije: una foto increíble! La Claudia estaba “radiante” con su vestido de novia. Bilardo, Grondona y Maradona parecían algo así como “Los tres...”
- ¡Como “Los tres chiflados”! -se apuró en decir Juan.
- No, “Los tres chiflados”, no... Como “Los tres mosqueteros”.
- ¡Ja! -cayó Leo-. Mirá vos, qué foto... ¡Increíble!
- Era lo que te decía desde hoy -se quejó Marcelo-. Ahí estaban los tres, posando, con sus sombreritos de cotillón, muy amigos y muy felices. En cambio ahora se tiran con lo que tienen, se cruzan acusaciones de mentiras y de traiciones.
- Lo que es la vida -dijo Juan.
- Mirá vos -repitió Leo-, qué foto...
Marcelo lo miró y estuvo a punto de decirle algo pero se ve que se arrepintió.
- ¿Cómo puede ser que estos tres terminen peleados? ¡Y tan peleados! Ves la foto y te preguntas tantas cosas... -dijo.
- ¿Cómo se puede romper una amistad? -preguntó Juan.
- Mirá vos... -arrancó Leo otra vez.
Los dejé charlando o mejor dicho, repitiendo “Mirá vos” y “¿Cómo puede ser?”. Me fui a la cocina, segura de que Guadalupe y Clara, las esposas de Leo y Marcelo ya tenían listas las ensaladas. Traté de imaginar la foto, de visualizarla, vi a la Claudia y vi a “Los tres mosqueteros”. ¿Sería D’Artagnan la Claudia? El casamiento fue en noviembre del ‘89. Me quedé pensando en que hacía años que el matrimonio entre la Claudia y el Diego se había terminado. A Marcelo, a Leo y a Juan no les llamó la atención ese detalle, no, ellos son hombres, se asombraban de la otra ruptura, la que puso fin a la amistad entre “Los tres mosqueteros”. Pobres, no entendían nada y para mí estaba muy claro: a veces las fotos resultan demasiado viejas.
Pablo Pedroso
Buenos Aires, 31 de julio de 2010.
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- Feliz día -respondieron Leo y Juan al mismo tiempo. Entre los tres chocaron sus copas, se miraron, sonrieron y bebieron un sorbo de vino tinto.
- Ayer, en internet, vi una foto que estaba increíble -comentó Marcelo.
- Pará un poquito, che -saltó Leo-. Te va a hacer mal tanto porno.
Juan se rió y yo los escuchaba mientras terminaba de poner la mesa.
- No, no era eso -le contestó Marcelo.
- Ah, ¿no era porno? -lo interrumpió Juan-. Entonces no debe haber sido tan increíble.
- Claro -dijo Marcelo en el medio de un nuevo trago de vino.
- ¿Claro qué? -preguntó Leo entre risas.
- Las dos cosas: claro que no era porno y claro que era una foto increíble -respondió Marcelo.
- Contá de una buena vez -le pidió Juan ansioso.
- OK -arrancó Marcelo-. Era una foto vieja donde estaban juntos los tres protagonistas de la semana. ¡Qué digo de la semana! De los últimos veinte días.
Juan y Leo lo miraban a la espera de un dato más. Marcelo bebía y yo, que había terminado de poner la mesa, también tenía ganas de saber, así que me acomodé, calladita, en una de las sillas del comedor hasta escuchar qué tenía de increíble la foto que mencionaba Marcelo.
- Dejá de hacerte el intrigante y contanos de qué se trata -le reclamó Juan.
Marcelo se rió y dijo:
- Está bien. Acá va: era una foto de Maradona...
¡Uh, no! ¡Basta con Maradona! -se quejó Juan. Y yo le daba la razón, después de la eliminación del Mundial el único tema parecía ser Maradona DT de la selección: que lo rajaban, que no lo rajaban, que le renovaban el contrato, que no, que se peleó con este y que con el otro... Estaba hinchada con tanto “Maradona”. Leo, en cambio, se rió:
- No me vas a decir que viste en internet una foto porno de Maradona.
“¡Y dale con el porno!”, pensé. Recordé la promesa de Diego: “Si salimos campeones del mundo, me desnudo en el obelisco”, y por fin encontré un motivo para alegrarme por la derrota contra Alemania.
- Para nada... Era una foto del casamiento de Maradona y estaban los tres abrazados: Bilardo, Grondona y Maradona.
- Me estás jodiendo -dijo Juan.
- Te lo juro. Los tres en medio de la fiesta, alegres, sonrientes...
- ¿Los tres? -preguntó Leo.
- Si, los tres. ¿Sos sordo? Bueno, en realidad eran cuatro, también estaba “la” Claudia.
- ¡Qué buena foto! -dijo Juan.
- ¡Qué les dije: una foto increíble! La Claudia estaba “radiante” con su vestido de novia. Bilardo, Grondona y Maradona parecían algo así como “Los tres...”
- ¡Como “Los tres chiflados”! -se apuró en decir Juan.
- No, “Los tres chiflados”, no... Como “Los tres mosqueteros”.
- ¡Ja! -cayó Leo-. Mirá vos, qué foto... ¡Increíble!
- Era lo que te decía desde hoy -se quejó Marcelo-. Ahí estaban los tres, posando, con sus sombreritos de cotillón, muy amigos y muy felices. En cambio ahora se tiran con lo que tienen, se cruzan acusaciones de mentiras y de traiciones.
- Lo que es la vida -dijo Juan.
- Mirá vos -repitió Leo-, qué foto...
Marcelo lo miró y estuvo a punto de decirle algo pero se ve que se arrepintió.
- ¿Cómo puede ser que estos tres terminen peleados? ¡Y tan peleados! Ves la foto y te preguntas tantas cosas... -dijo.
- ¿Cómo se puede romper una amistad? -preguntó Juan.
- Mirá vos... -arrancó Leo otra vez.
Los dejé charlando o mejor dicho, repitiendo “Mirá vos” y “¿Cómo puede ser?”. Me fui a la cocina, segura de que Guadalupe y Clara, las esposas de Leo y Marcelo ya tenían listas las ensaladas. Traté de imaginar la foto, de visualizarla, vi a la Claudia y vi a “Los tres mosqueteros”. ¿Sería D’Artagnan la Claudia? El casamiento fue en noviembre del ‘89. Me quedé pensando en que hacía años que el matrimonio entre la Claudia y el Diego se había terminado. A Marcelo, a Leo y a Juan no les llamó la atención ese detalle, no, ellos son hombres, se asombraban de la otra ruptura, la que puso fin a la amistad entre “Los tres mosqueteros”. Pobres, no entendían nada y para mí estaba muy claro: a veces las fotos resultan demasiado viejas.
Pablo Pedroso
Buenos Aires, 31 de julio de 2010.