29 abril 2016

37 - Cadena

Siempre es Wati. No sé de dónde saca esas cosas ni a qué hora se levanta (o se acuesta) pero en cuanto abrís los ojos ya tenés uno de sus emails reclamando ser leído. Él se muere por ser jugador pero bien podría trabajar para Olé o Crónica porque la capacidad que tiene para titular las cadenas que manda es envidiable. Como el de hace unos días: “Joseph viejo nomás”, donde nos compartía una nota con el caso de un juvenil camerunés —joven promesa de un club italiano— sospechado de tener más edad que la declarada. El club y el pibe (o el tipo) aseguraban que tenía diecisiete años, sin embargo, una web de Senegal lo había acusado de tener cuarenta y dos. Apenas veinticinco años más. Las fotos que acompañaban la nota eran más que elocuentes. “Si Joseph —escribió Wati— tiene diecisiete, nosotros acabamos de salir de la maternidad”. Por supuesto, todos respondimos, opinamos y nos reímos mucho cuando al final de la nota leímos una declaración del jefe de prensa del club que se refería a Joseph como el chico.
La cadena de hoy también trae noticias de un fútbol lejano —Irán— pero trata de otra cosa: fútbol femenino. Ninguno de nosotros jamás vio en vivo un partido de mujeres y, le pese a quien le pese, estamos convencidos de que el fútbol es un deporte de hombres. Jamás nos podría parecer serio ver correr unas minas atrás de una número cinco, y en todo caso, la forma de mirar sería completamente distinta, las miraríamos a ellas y no a su fútbol. Es cierto que alguna vez enganché algún resumen por la tele o alguna curiosidad y hasta un partido en un canal de cable donde una jugadora yanki, bonita, sacaba unos laterales bárbaros. La rubia corría y antes de llegar al borde del área daba una vuelta carnero y el impulso que tomaba le permitía pararse y lanzar la pelota hasta mitad de cancha. Asombroso. Me acuerdo que me quedé pegado al televisor deseando que haya laterales antes que goles. Y me acuerdo también que a escondidas le intenté copiar la técnica y que nunca me atreví a hacerlo delante de nadie. No vaya a ser cosa que me dijeran que sacaba como una mina…
En fin, la noticia que Wati nos mandó contaba que la federación de fútbol de Irán había expulsado a cuatro jugadoras por ser hombres. ¡Chan! De inmediato busqué la foto del equipo. Ahí estaban las once y, a pesar de tener las cabezas cubiertas, no dudé en identificar a las que, según mi criterio, parecían ser hombres. Presuroso respondí: “3, 6, 14 y 22”. Enseguida llegó un email de Manu: “No, esas son las únicas mujeres del equipo”. Hubo intercambio de jajás y el resto de los chicos mandó sus cuatro candidatas. La 6 y la 22 se llevaron la mayoría de los votos.
Seguí leyendo. Según la prensa inglesa, los médicos habían descubierto que las cuatro jugadoras no habían acabado sus operaciones de cambio de sexo. ¡Chan! ¡Chan! La imagen que se me dibujó en ese momento fue demasiado perturbadora. “No debe haber cosa más horrible que una operación de esas a medio hacer”, escribí, pero Wati me contestó que no sería como yo me lo imaginaba, y seguramente él tuviera razón, pero igual se me representaban imágenes espantosas. Así fue que muy impresionado terminé de leer la nota donde la federación iraní explicaba que readmitirá a las jugadoras cuando hayan finalizado el proceso de cambio de sexo. ¡Chan! ¡Chan! ¡Chan!
Por supuesto, llovieron los comentarios del resto: “Cortársela es amor por la camiseta”, escribió Manu. “Ahora no les vengan a pedir que pongan huevos”, mandó Nacho. “Desconfío de la 3, se le nota que esconde algo”, escribió el Tano. “Y pensar que Maradona se quejó porque le cortaron las piernas”, puso Tomi.
Vuelvo a leer lo que dijo el jefe del comité médico de la federación de fútbol iraní: “Si resuelven sus problemas mediante cirugía estarán en condiciones de recibir calificaciones médicas necesarias y entonces podrán participar en el fútbol femenino”.
Me quedo pensando en el significado de la palabra problema y en que la discusión no pasa por una cuestión de género. En eso llega un nuevo email de Wati, en cadena como siempre: “¿Y si lo hacemos por la celeste y blanca?”.
¡Recontra Chan!
Despego las manos del teclado y me quedo mirando la pantalla.
No pienso ser el primero en contestar.

Pablo Pedroso
Buenos Aires, 17 de febrero del 2014.

0 comentarios: